El vagón del metro realizó su parada en la terminal de la línea, el ruido de los frenos desgastados y su gran peso emitieron un sonido que envolvió cada uno de los rincones de este espacio, de inmediato todos los pasajeros descendieron para tomar su lugar o rumbo en la gran multitud que más bien se asemeja a una masa dirigida. Las historias de cada uno de los integrantes son tan largas como la distancia que cada uno ha recorrido con rumbos distintos, el punto de encuentro de esta nueva conglomeración se consume en los pasos, se diluye en las entradas o distintas escaleras que aparecen en el camino como letras en oraciones. El día se encuentra en sus primeras 6 horas de nacimiento, a pocas horas de su alumbramiento él se ha visto invadido de experiencias desgarradoras, esperanzadoras y cotidianas para el resto de su gran elenco: "la humanidad"; el clima abraza a todos los habitantes de la ciudad con un aire fresco que invita a buscar un refugio más cálido.
Al abandonar a la masa dirigida, empiezo a darme cuenta de lo que es caminar solo a través de los elementos de la ciudad, el atravesar un mercado, cruzar puentes o un parque,ya que el hecho de andar a través de la penumbra de la madrugada me hace sentirme realmente como un pequeño ser en esta gran inmensidad de vida, de los grandes movimientos de los cuales soy un pequeño engrane de esta maquinaria tan compleja.
Al entrar a mi centro de trabajo los buenos días y los procedimientos que debo de seguir para el ingreso, son parte cotidiana del saludo, todos nos conocemos y a la vez desconfíamos, ya que a final de cuentas el trabajo es quién nos lo pide. Puedo darme cuenta que hay hombres que conocen y aman su investidura y lugar que les ha conferido la empresa, todos presurosos alistan lo necesario para empezar sus actividades, empujan las cajas con su herramienta mientras preparan todo para su salida.
Se encadenan sus obligaciones y sus llaves, salen contra el sol, frío, lluvia o problemas comunes, este es mi nuevo ejército
Al abandonar a la masa dirigida, empiezo a darme cuenta de lo que es caminar solo a través de los elementos de la ciudad, el atravesar un mercado, cruzar puentes o un parque,ya que el hecho de andar a través de la penumbra de la madrugada me hace sentirme realmente como un pequeño ser en esta gran inmensidad de vida, de los grandes movimientos de los cuales soy un pequeño engrane de esta maquinaria tan compleja.
Al entrar a mi centro de trabajo los buenos días y los procedimientos que debo de seguir para el ingreso, son parte cotidiana del saludo, todos nos conocemos y a la vez desconfíamos, ya que a final de cuentas el trabajo es quién nos lo pide. Puedo darme cuenta que hay hombres que conocen y aman su investidura y lugar que les ha conferido la empresa, todos presurosos alistan lo necesario para empezar sus actividades, empujan las cajas con su herramienta mientras preparan todo para su salida.
Se encadenan sus obligaciones y sus llaves, salen contra el sol, frío, lluvia o problemas comunes, este es mi nuevo ejército