sábado, 11 de mayo de 2013 | By: Roque

Una tarde Ocre

Abrí mis ojos,
y encontré en el pequeño comedor,
la imagen de la ventana abierta,
por donde el viento hacía su presencia.

No recuerdo el tema,
que bien podría haber sido
profundo o simplemente irracional
de la plática que sostenía.

Solo tenía claro
que los pensamientos que tenía
eran de una exhaustiva búsqueda
o de un llanto escondido

El calor se apoderaba del lugar,
y todos aquellos recuerdos también,
cuando corría en la playa,
o al estar sentado en Villaroel

El mundo, en su gran inmensidad
me otorgó la mano,
insistió en que lo conociera
y solo he recorrido una pequeña parte.

Esa tarea queda pendiente,
mientras veo que el sol,
empieza a guardarse
dejando el cielo en color ocre

Las palabras empezaron a ser menos concisas,
los enunciados dejaban un cierto hueco,
solo dejé que la música hiciera lo suyo
mientras mi imaginación y yo trabajábamos.

La tarde dio paso a la noche,
y al recuperar el sentido
estaba caminando a la estación del metro,
sabía que hacía lo correcto.

Me gusta entrar al tren en la noche,
encontrar lugares vacíos
y rostros anónimos,
con un reflejo de extremo cansancio.

La plática de algunas parejas,
solo consiste en dos palabras,
para darle más importancia
a los besos que recorren estaciones

El rojo de la tarde,
encontró la forma en tornarse azul
que a su vez maduraría en negro
mientras mi mente jugaba.

Y yo ahí estaba,
presenciando todo,
combinando los colores,
fraguando los eclipses.