Pensé que el encontrar este tipo de trabajos no era tan sencillo, pero no perdía nada enviando mi solicitud. Era algo que no me consumía mayor tiempo y que estaba acostumbrado a realizar, de forma casi inmediata escuché que me llamaban, lo cual me hizo dudar si podría ser una respuesta casi inmediata, cuando tomé la llamada escuche: -¿Es el teléfono del Licenciado Karemi?-, la voz parecía provenir de un lugar lejano pero bastante enigmático y misterioso. La oportunidad de vislumbrar un sitio pocas veces figuraba en mi mente, pero la imagen era clara y atractiva.
-Sí dígame ¿ en qué le puedo servir?- Hablo de la Compañía Star Maintenance, soy el licenciado Muri Anse, tuve la oportunidad de revisar su curricula y me gustaría que pudiera acudir a una entrevista el día de mañana. El hecho de haber realizado un contacto de una forma tan repentina me desconcerto, pero de una forma autónoma parecía que empezaba a emitir algunas palabras -Muy bien, ¿me podría dar la dirección?, -Antes que otra cosa Licenciado Karemi le quiero advertir algo-, -El ingreso a nuestra empresa es muy cuidadoso, solo traiga lo indispensable, deje aquello que le mortifique y despréndase un poco de sus valores-, esta última parte me causó una enorme intriga, sin embargo algo en mi interior me decía que fuera y me animaba a no colgar, cuando cobré la conciencia estaba anotando la dirección en un pedazo de papel que encontré en el escritorio, -solo lo podemos atender por la mañana, le pido que sea muy discreto al venir aquí-, inmediatamente escuché que colgaron a través de la línea, yo simplemente admiré a los pájaros a través de mi ventana.
Al día siguiente me levanté temprano, como en cualquier entrevista de trabajo era muy importante el seleccionar el tipo de traje que iba a llevar. Rasurarme, peinarme de una forma más casual, tomar un desayuno ligero, preparar mi curriculum, salir con tiempo de anticipación fueron cosas que hice de una forma casi mecánica y que realmente no me habían hecho detenerme en qué clase de lugar podría llegar.
El tráfico por la mañana estaba demasiado cargado y a pesar de que había salido con un buen tiempo de anticipación no creía poder estar a la hora en que se me había citado, con cierta ansiedad tomé mi teléfono celular y empecé a marcar al teléfono que había sido registrado con la llamada, debí de haber marcado unas 15 veces sin tener respuesta alguna, lo cual alimentaba mi estres de no poder llegar a tiempo, pero pensé que como en la mayoría de las entrevistas a las que había ido, siempre te daban un margen de tolerancia.
Tomé un taxi con la intención de agilizar mi llegada, al darle la dirección al taxista él se sorprendió un poco por el hecho de que conocía el lugar hacia donde iba, pero hizo mención de que era un inmueble abandonado hace muchos años, esto aumentó todavía más mi desconcierto, pero el mismo impulso que me había hecho escribir la dirección me decía que hiciera caso omiso de las palabras del chofer, de cualquier forma no tenía ningún compromiso ni nada mejor qué hacer, y en todo caso lo peor que podía pasar es que nadie me abriera y me regresara a mi casa, decidí bajarme en la dirección citada y pacientemente esperar a que me abrieran.
La fachada del edificio mostraba cierto descuido, y realmente daba la impresión de haber estado deshabitado o en desuso por mucho tiempo, pero percibía que había una vida y un movimiento prácticamente enigmático, al tocar el timbre de inmediato alguien abrió la mirilla de la puerta y al verme súbitamente abrió, -¿Viene con el Señor Anse?-, a lo cual asentí con mi cabeza, me dejaron pasar y por dentro el edificio no me daba la impresión de estar abandonado, pero en el mismo módulo de vigilancia un hombre con aspecto duro y estricto me hizo una pregunta -¿Recuerda que le pidieron que viniera preparado?- a lo que contesté que me habían informado que tenía que venir con lo indispensable y que no trajera algo que me mortificara, -Por la finta que usted tiene parece que muchas cosas le mortifican, pero no es deber mío juzgarlo, pero debo advertirle que al entrar aquí tiene que trabajar esos asuntos, uno de mis compañeros lo llevará a la oficina del Señor Anse-, aquella interpretación tan repentina me irritó por un momento, pero pensé que no estaba del todo errónea.
Al subir por el edificio noté que había todo lo que normalmente existe en una oficina, a excepción de unos almacenes en los cuales al parecer la entrada era demasiado restringida, el misterio que albergaba el lugar era envolvente y seductor, al grado de que se me había olvidado que el principal motivo por el que estaba ahí era el buscar un trabajo, se me invitó a sentarme en un sillón algo viejo pero muy cómodo, y mientras espere perdiendo mi mirada a través de la ventana.