en uno de los días
en que la ciudad
no duerme
En el que existe
un vendedor de rosas
que ante la noche
decide regalar sus flores
En el que no se sabe
o simplemente se pierde
aquello que llaman
solemnidad
Donde las sombras
aparecen
y nos recuerdan
que son inseparables
Donde la inspiración
al fin y al cabo
sin remordimiento
se desnuda
Y se apodera
de los besos
de la música
de los abrazos
La obra de teatro
al fin
inicia después
de la tercera llamada.